¡Quiero mi vida de nuevo!

08.11.2006 21:27

¡Quiero mi vida de nuevo!

Oder Yemal Santana

 

Frida Sofía es una jovencita que está por cumplir 15 años y estudia en una escuela secundaria pública de la ciudad de Chihuahua. Su primer año escolar, y parte del segundo, lo realizó en un Colegio privado al igual que la primaria. Sus padres son originarios de Monterrey; su papá trabaja en un negocio de ropa de piel, donde fabrican y distribuyen desde: chaquetas, bolsas,  carteras, cintos y todo tipo de accesorios por el país; su madre por otro lado era propietaria de una boutique muy prestigiada, la cual tuvo que cerrar hace un par de años luego de recibir varias amenazas y extorsiones por lo que ahora se encuentra desocupada.

 

Hasta hace tres años su familia no tenía ningún tipo de problemas económicos, es más hasta se podía decir que vivían holgadamente, no obstante hace aproximadamente la situación cambió dramáticamente ya que la empresa para la que trabaja su papá, empezó a atravesar por serias dificultades económicas que la llevaron a cerrar varias de las sucursales que tenían, entre ellas dos de las tres abiertas en el estado de Chihuahua, una en Juárez y otra en la ciudad de Delicias. Su padre don Gilberto, quien gerenciaba una de las empresas mencionadas,  pasó a ocupar un puesto menor en la que aún permanece en pie. Pero los apuros no terminan ahí ya que recientemente le anunciaron que sólo laborarán hasta lo que resta del año, y luego de este tiempo, solo una pequeña parte de los empleados serán ubicados en otras sucursales del país. Si bien a su padre lo respaldan los diez y ocho años de trabajo dedicados a esa empresa, lo cierto es que las expectativas no son muy halagüeñas, ya que la crisis parece irreversible y su liquidación es el más seguro de los escenarios.

 

Frida, debió abandonar sus estudios particulares a causa del alto costo de las colegiaturas, las cuales sus padres ya no pudieron pagar, matriculándose entonces en  una escuela pública donde, a pesar de haber transcurrido casi dos años, no sólo no ha podido aclimatarse, sino que ha estado viviendo un verdadero infierno; victimizada por otras y otros compañeros, quienes pasaron de las burlas en un principio, a las agresiones verbales, y luego a la exclusión, para terminar con una serie de expresiones de odio que la  llevaron a una terrible depresión, donde ya hubo un intento de suicidio y a la fecha ha  manifestado episodios de ira contra sí misma, lesionándose pechos y piernas con navajas, e incluso en una ocasión su madre fue llamada  a la escuela debido a que se le encontró en uno de los baños, picándose las piernas con un lápiz, causándose dolorosas y profundas heridas.

 

La  Tetanic

 

Apenas  llegó a su nuevo plantel inició su calvario, debido a que a pesar de contar con apenas 13 años en ese entonces, sus senos se habían desarrollado más de lo normal y sobresalían inevitablemente por debajo de su blusa, varios de sus compañeros, empezaron a llamarla en secreto “La tetanic”, en alusión a una artista de televisión que sobresale precisamente por el tamaño de su busto. Pensando o simulando que ella no se enteraba, a menudo advertía “cuchicheos” a su espalda, los cuales se fueron recrudeciendo hasta el grado de convertirse en burlas y chistes abiertos, donde inclusive una compañera, en cierta ocasión durante el receso, se coloco unos globos inflados en el pecho y empezó a modelar por el salón causando la hilaridad de todo el grupo, quienes solo la volteaban a ver, mientras decían “No manches, están igualitas”.

En otras ocasiones al llegar al salón por la mañana,  observaba dibujos en el pizarrón donde hacían escarnio de su cuerpo, pintándolo grotescamente desproporcionado, enfatizando precisamente sus senos, y en cambio mostrando unas piernas delgaduchas y frágiles.

 

Durante el resto del ciclo escolar, para concluir su segundo grado, debió soportar no sólo las burlas sino una absoluta exclusión, ninguna compañera se atrevía a acercársele por miedo a ser también ellas víctimas de agresiones, a lo mucho y por necesidad cruzaban alguna palabra cuando llevaban a cabo algún ejercicio escolar, de hecho cuando les encargaban realizar alguna tarea de equipo, ella optaba por hacer su parte en casa sola, situación que sus compañeros de equipo celebraban.

 

A pesar de lo traumático que le resultó el cambio de ambiente, logró acreditar el segundo grado, pero lo bajo de sus notas no pasó desapercibido para sus padres quienes le reclamaron su falta de aplicación a los estudios, de hecho su papá sugirió castigarla ya que no era posible que luego de estudiar en una escuela de alta exigencia, donde sacaba notas por arriba de nueve, ahora en una escuela pública, apenas lograra calificaciones aprobatorias. La amenaza no tuvo efecto pero sí afectó seriamente su autoestima, ya que no podía  contarle a sus padres la situación por la que estaba pasando, mientras que se sentía sumamente mal, al recibir sus notas, aún en aquellas asignaturas que antes solía disfrutar como las matemáticas

 

 

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